Como de una ventana un cuervo un queso robado
quisiera comerse, sentándose en un alto árbol,
lo envidió una zorra, luego así empezó a hablar:
«¡Oh cómo es, cuervo, el brillo de tus plumas!
¡Qué gran belleza llevas en tu cuerpo y en tu rostro!
Si voz tuvieras, ningún ave superior habría».
Y aquel, mientras quiere también su voz mostrar,
de su boca abierta soltó el queso; rápidamente
la astuta zorra lo arrebató con sus ávidos dientes.
Solo entonces gimió el cuervo, burlado por su estupidez.
Moraleja:
Quienes se alegran al ser alabados por palabras engañosas, sufren, tarde, castigos de vergonzosa penitencia
Me encanta esta historia, siempre tan llenas de imaginación y creatividad. Gracias por compartirla la hemos leído con mis peques en el aula y quedaron fascinados, muchas gracias.