La cigarra y la hormiga

La cigarra y la hormiga

La cigarra y la hormiga es una de las fábulas cortas más conocidas de la literatura.

La Cigarra, después de cantar todo el verano, se halló sin vituallas cuando comenzó a soplar el frio del invierno: ¡ni una ración fiambre de mosca o de gusanillo!


Hambrienta, fue a lloriquear en la vecindad, a casa de la Hormiga, pidiéndole que le prestase algo de grano para mantenerse hasta la cosecha. “Os lo pagaré con las setenas”, le decía, “antes de que venga el mes de agosto”.

La Hormiga no es prestamista: ese es su menor defecto. “¿Qué hacías en el buen tiempo?” —preguntó a la pedigüeña. “No quisiera enojaros, pero la verdad es que te pasabas cantando día y noche. Pues, mira: así como entonces cantabas, baila ahora”.

Moraleja:
Debemos dedicar un tiempo a divertirnos y otro a trabajar. No debemos confiar siempre en que todo nos va ir bien


La cigarra y la hormiga

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